Y entender esto —no solo mentalmente, sino desde el cuerpo— cambia la forma en que decides a quién dejar entrar. Porque lo que estás viviendo ahora, sea una reinvención, una sanación o una expansión, no es para cualquiera.
No porque sea secreto, sino porque es sagrado.
Tu proceso necesita tierra fértil, y no todas las miradas la ofrecen. Compartirlo con quien no tiene el nivel de conciencia para sostenerlo puede parecer inofensivo, pero te lo aseguro: hay opiniones que confunden, y silencios que hieren más de lo que ayudan.
Esto no se trata de esconderte. Se trata de resguardarte. De hacer de tu espacio interno un lugar tan claro, tan fuerte, que no se tambalee por las proyecciones de los demás.
🧠 Energía creativa ≠ validación externa
Una de las cosas que más aprendí en estos años creando, sanando, construyendo marcas, y en la vida misma, es que tu energía creativa es un recurso no renovable si la entregas al lugar equivocado. Mientras más buscas aprobación externa, más te alejas de tu propia brújula.
Y sí, lo he vivido: cuando estás en proceso, aparece ese impulso de contarle a alguien lo que estás haciendo, sintiendo o cambiando… pero en realidad, no estás buscando compartir: estás buscando reafirmarte.
Hoy te recomiendo esto que yo aplico siempre:
Antes de compartir algo de los procesos que estoy viviendo, me hago estas 3 preguntas:
¿Ya integré lo que estoy viviendo o todavía lo estoy digiriendo?
¿Comparto desde claridad o desde inseguridad?
¿Esta persona tiene la madurez para escucharme sin proyectarse?
Si alguna respuesta es “no”, me lo guardo. No como secreto… como protección.
🧱 Privacidad emocional: tu estructura invisible
No todo lo que sientes necesita testigos. Hay cosas que solo se revelan cuando las atraviesas en silencio. Emociones que solo entienden su forma cuando las dejas ser, sin tener que explicarlas.
Yo aprendí que el silencio no es un castigo, es una estrategia. Porque no todo el mundo puede darte lo que necesitas cuando estás vulnerable, y abrirte con quien no puede sostenerte, a veces duele más que callar.
➡️ Te sugiero algo práctico que a mí me salvó muchas veces: tener un espacio privado donde tu proceso tenga lugar.
Esto puede ser:
Una libreta sin juicios
Notas de voz que no envías
Un círculo íntimo (2 o 3 personas máximo) donde sabes que no tienes que brillar para ser recibido
Un espacio de terapia, mentoría o acompañamiento profesional
No se trata de aislarte, se trata de darle a tu proceso la dignidad que merece.
🕯️ No todo proceso necesita testigos
Hay una romantización de la transparencia. Como si mostrar todo fuera sinónimo de autenticidad. Pero muchas veces, mostrar demasiado es una forma de vaciarte.
No estás obligado a explicarte en cada giro de tu camino. No eres menos honesto por mantener tu proceso fuera del escenario. Al contrario, muchas veces ese silencio es lo que permite que se ordene todo.
Yo aprendí a no contarlo todo. Y no por miedo, sino por respeto a mí. A mi ritmo. A mi energía. A mi versión en construcción.
Si estás en un momento así, te recomiendo:
→ Elegir bien tus testigos.
☁️No todo el mundo puede mirar lo inacabado sin querer corregirlo.
☁️No todo el mundo puede escucharte sin interrumpirte con sus miedos.
☁️No todo el mundo tiene el silencio suficiente para sostenerte.
Y eso está bien, no están hechos para eso. Pero tú sí estás hecho para protegerte.
🧭 ¿Desde dónde compartes lo que compartes?
Esta es la pregunta que te cambia el juego:
¿Estás compartiendo para liberar… o para sentirte suficiente?
Cuando empecé a filtrar mis publicaciones, conversaciones y decisiones con esta pregunta, todo se ordenó. Dejé de sentirme drenada. Dejé de hablar con personas que me confundían más. Dejé de necesitar respuesta inmediata a procesos que todavía estaban germinando.
Mi consejo: usa tu discernimiento como tu nueva herramienta de autocuidado. Porque nadie más va a cuidar tu energía como tú puedes hacerlo.
Cada vez que quieras hablar, primero escuchate.
Cada vez que quieras mostrar, primero preguntate si ya estás listo para soltar eso al mundo.
Y si no, abraza tu no, tu pausa, tu “todavía no es el momento”.
🌱 Protege hoy lo que mañana será tu mensaje
Todo lo que estás atravesando hoy, si lo cuidas, se va a transformar en un mensaje que ayuda a otros. Pero para que eso pase, necesitas sostenerlo ahora con presencia.
No apurarlo, no contaminarlo, no exponerlo antes de tiempo.
Yo tengo una regla interna:
Si algo todavía me duele o me confunde, no lo convierto en contenido. Lo convierto en práctica.
Y cuando ya lo integré, cuando ya lo entendí, cuando puedo hablarlo sin cargarlo… entonces lo comparto.
Porque todo mensaje poderoso nace de un proceso bien vivido. Y todo proceso bien vivido… empieza en privado.
No todos merecen acceso a tu proceso.
Y cuando lo proteges, no te cierras: te fortaleces.
Porque tu proceso, bien cuidado, se convierte en un mensaje que no necesita gritar para ser escuchado.
Y eso —créeme— cambia tu vida para siempre.
Nos leemos pronto,
— Jary
Leerte es como asomarse al interior de una casa donde cada cosa está en su sitio, no porque sea perfecta, sino porque ha sido puesta ahí con sentido. Eso se siente. Y también se agradece.
Me ha resonado profundamente esa idea de que no todo merece testigos, al menos no de inmediato. En un mundo tan ruidoso, donde se nos empuja a compartir incluso lo que aún no hemos terminado de sentir, tus palabras invitan al resguardo, al silencio fértil, al respeto por los propios ritmos. Y eso, más que una estrategia, es una forma de cuidado.
Comparto esa vivencia que nombras: cuando el impulso de contar no es realmente compartir, sino buscar afirmación. Me ha pasado, y a veces el eco que uno recibe de vuelta no es abrazo, sino juicio, o desconcierto. Por eso también he aprendido —a veces por las malas— a elegir con más calma los espacios donde abrir lo que todavía está en construcción. No es esconderse. Es habitarse.
Gracias por recordarnos que no todo lo honesto tiene que ser visible. Que hay una verdad íntima, callada, que se está haciendo fuerte precisamente porque no se expone antes de tiempo.
Seguimos caminando, cada uno en su tramo, pero con señales como la tuya que alumbran desde dentro.
Todo lo que te diga después del mensaje de Pedro se va a quedar corto (y mucho peor escrito).
Pero me ha tocado bastante este tema.
Ya sabes que siempre hablo desde mi experiencia. Desde que tengo uso de razón siempre he compartido todo lo que se me pasaba por la cabeza. Proyectos, actividades, etc.
Ahora entiendo que muchas veces lo compartía a modo de búsqueda de validación externa. Buscar un wow enserio quieres hacer eso? Que crack. Y en la mayoría de ocasiones, no llegaba a ejecutar nada.
Me he dado cuenta que funciona mejor trabajar en silencio hasta ejecutar lo que quieres hacer. Y como dices, tener a tu círculo interior como únicas personas con las que compartir lo que quieres hacer. Y quizás no por pedir ayuda, si no por asumir tu propia responsabilidad una vez lo expones.